Imposible hacer un balance de lo que fue este 2011 sin acusar el impacto por la reciente noticia de la afección que enfrenta la presidenta. Aunque todo augura que Cristina superará rápida y satisfactoriamente el problema, no podemos evitar que nos atraviese y nos preocupe este nuevo desafío en la vida de una de las dirigentes más fuertes y trascendentes de nuestra historia. Tampoco esta vez el abatimiento podrá con ella. No podrá por ella misma y por el amor popular que la acompaña en todos sus momentos.
Este panorama alentador sobre la realidad laboral y salarial se distingue positivamente en un contexto de crisis internacional severa, como la que está afectando a millones de trabajadores sobre todo en Europa y los Estados Unidos. Crisis motivada por la hegemonía de un modelo económico de especulación financiera y exclusión social, similar al que rigió en la Argentina y Latinoamérica hasta entrado este siglo, y que pretende remediarse con las mismas recetas de ajuste fiscal que hicieron estallar nuestro país hace una década.
La etapa de desarrollo productivo con inclusión social, pacientemente construida en el país por Néstor y Cristina Kirchner, fue acompañada durante 2011 con la continuidad de políticas públicas redistributivas como la Asignación Universal por Hijo e Hija (que, a partir de este año, sumó a las madres embarazadas), el Plan Argentina Trabaja (que incluye a numerosos jóvenes a través de las cooperativas) o la ampliación de obras de infraestructura habitacional y de servicios, que mejora día a día la calidad de vida de decenas de miles de compatriotas.
En el Congreso, los distintos bloques que formamos parte del espacio kirchnerista acabamos de recuperar la mayoría en las cámaras de diputados y senadores, lo cual permitirá poner en sintonía la labor legislativa con la dimensión y la profundidad que tiene el proceso de transformación nacional. Luego de dos años de hegemonía del Grupo A, cuya labor más contundente fue frenar las iniciativas del oficialismo al punto de dejar al gobierno sin Presupuesto 2011, logramos aprobar –sobre el cierre del año parlamentario– leyes importantísimas, que venían siendo debatidas públicamente pero que eran resistidas por la oposición. Leyes inclusivas y garantes de derechos, que van desde la reforma del estatuto del trabajador rural hasta la declaración de interés público de la producción y distribución del papel para diarios, pasando por la llamada Ley de Tierras o el propio Presupuesto Nacional 2012, que implica un aumento en la inversión social. Ello gracias a un respaldo social impresionante que se expresó con el Cristinazo del 23 de octubre, en el que el 54% de la sociedad apoyó el rumbo de transformaciones populares iniciado en 2003.
En un contraste fuertísimo con aquella Argentina derrumbada y fatal de hace una década, este 2011 cierra con un balance social, económico y político muy favorable. Pero, además, comienza un período en el que indudablemente veremos a Cristina al frente de la profundización del proyecto nacional y popular, imponiéndose ante esta circunstancial adversidad física, con la misma entereza, con el mismo coraje y con el mismo compromiso con los que afrontó la mayor responsabilidad institucional del país, aun después de la muerte de su compañero de toda la vida.
En definitiva, se va un gran año y empieza otro que, seguramente, será mejor.
Martín Sabbatella
Diputado Nacional, presidente bloque Nuevo Encuentro.
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